sábado, 6 de febrero de 2010
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Era Noviembre, los árboles parecía que ardían con las hojas rojas típicas del otoño, el suelo del parque estaba lleno de hojas. Alice andaba bajo la lluvia, las gotas repicaban sobre las hojas emitiendo un sonido agradable y relajante, mientras que sus pies las pisaban emitiendo un intenso crujido a su paso. Iba sin paraguas, tan solo la cubrían de la lluvia un abrigo largo negro y un gorro, pero llovía tanto que el abrigo estaba completamente empapado. Andaba lenta casi sin ganas. Un par de personas la vieron y se le acercaron para ofrecerle refugio bajo sus paraguas, pero ella siguió andando sola, sin paraguas ni nada que la cubriera, pues quería sentir la lluvia. En ese momento era lo único que la hacia sentir viva, sentir el cortante frío, la humedad, los golpes de las gotas contra sus mejillas, esto le producía fuertes escalofrío y eso era seña de que aun estaba viva. Llevaba mucho tiempo vacía, carecía de emociones, si felicidad, ni tristeza, ni miedo...Tan solo un inmenso dolor en el pecho que le oprimía los pulmones y no la dejaba respirar. Ya no lloraba, sus lágrimas se habían secado después de tantos días llorando. En ocasiones hasta había llegado a despertarse a medianoche con los ojos empapados en lágrimas. Apenas dormía y sus ojeras lo hacían mas evidente.Seguía andando. Andaba como imaginas que lo haría un zombie. Le costaba levantar los pies e iba con la cabeza agachada, no quería que nadie la viera en aquel estado. Llego a un banco y se sentó. Seguía lloviendo y la gente la miraba. Unos pensaban que estaba loca, pues era evidente que hacia mucho frío y con aquella lluvia no era muy normal pararse en un banco sin paraguas ni nada que la cubriese, otros sentían lastima, creían que era una pobre vagabunda y algunos hasta se acercaron a ver si le había pasado algo o no se encontraba bien.La lluvia empezó aflojar y al notarlo miro su reloj, llevaba ya veinte minutos sentada en aquel banco sumergida en sus pensamientos, tanto que ni s había dado cuenta de que algunas personas se habían acercado y le habían dejado dinero. Alice decidió volver a casa estaba empezando a sentir mucho frío. Se levanto cogió el dinero y decidió donarlo en la primera iglesia que encontrara pues no veía correcto quedárselo ya que a ella no le hacia falta.
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